Bricoladores y decoradores

La domótica es un área en la que convergen las últimas aplicaciones tecnológicas para la gestión de los hogares con importantísimas oportunidades de ahorro y optimización energética, como veremos.

Si bien en posts anteriores destacábamos las enormes ventajas que presentan algunos dispositivos automáticos de regulación, como temporizadores, alarmas técnicas, dispositivos de subida y cierre de persianas… ¿qué podremos decir, ahora, de los sistemas de automatización que permiten centralizar todos estos dispositivos, para ser manejados desde una única consola de mando?

Sin duda, los dispositivos de regulación disponibles en el mercado permiten ahorrar grandes cantidades de energía (con su traducción en costes económicos) gracias a la automatización de tareas que tradicionalmente hemos realizado a mano, con el consiguiente riesgo que conllevaba olvidarnos de ellas o llevarlas a cabo en un momento poco oportuno, con prisas y sin esmero.

Entre estos dispositivos que, de un modo sencillo y completamente automatizado, nos permiten regular desde temperaturas hasta cierres de persianas, o incluso la centralización de todo ello en una simple consola de mando, destacan los siguientes que hemos seleccionado a continuación.

Los aires acondicionados, como ya hemos mencionado anteriormente en otros posts, suelen requerir de una instalación eléctrica que, por las necesidades de potencia que revisten, por lo general debe contemplar con la suficiente antelación (en el momento de realizar la instalación) la posibilidad de alimentar a un equipo de estas características.

Cuando se acerca el invierno, en muchos hogares no solo se tiembla por el frío, sino también (y sobre todo) por la próxima factura o recibo de electricidad, gas o gasóleo derivada del uso de la calefacción.

Veíamos en artículos anteriores cómo el gasto energético en calefacción y aires acondicionados representa un apartado especialmente relevante en el total del consumo energético de un hogar. Por ello, resulta de gran importancia equipar nuestra vivienda con un sistema de calefacción adecuado (el aire acondicionado no reviste grandes complicaciones: la mayoría de las instalaciones requieren suministro eléctrico) en función de nuestras necesidades, presupuesto y, sobre todo, de las características estructurales del hogar.