Revestimiento y alicatado de las paredes de cocina
Disponemos del espacio, tenemos el suelo a nuestro gusto y los suministros a punto para ser instalados y distribuidos en nuestra cocina. También tenemos ya realizada nuestra planificación del espacio (concreción de tomas, pilas, muebles y electrodomésticos) y solo nos falta ponernos manos a la obra…
Antes de ello, sin embargo, debemos advertir que, en el caso de tener que realizar instalaciones de agua o electricidad en la cocina o de tener que modificarlas, lo más aconsejable es alterar el orden y primero atender al siguiente post de esta serie (dedicado precisamente a esta cuestión) antes de alicatar las paredes, por si tenemos que realizar alguna regata. En caso contrario, ¡empecemos!
Este post trata sobre el revestimiento y alicatado de las paredes de cocinas modernas. Si te interesa el tema, no dudes en descargar nuestra guía gratuita Cómo equipar y decorar con estilo baños y cocinas:
Obras en la cocina: revestimientos de paredes
Advertencia: algunas obras necesitan una licencia otorgada por los organismos públicos pertinentes (habitualmente los ayuntamientos del municipio en el que se halle la vivienda o el local), por lo que antes de empezar recomendamos que os informéis en vuestros respectivos consistorios.
Si la intención es empezar desde cero con el diseño de nuestra cocina, seguramente necesitaremos recubrir las paredes (si solo están cubiertas de yeso) para protegerlas de salpicaduras, manchas y humos. Estas superficies tan expuestas a suciedad, que tendremos que limpiar con asiduidad, debemos evitar que sean porosas. Para ello, existen varios tipos de revestimiento que podemos emplear total o parcialmente, la mayoría de los cuales los trataremos en el capítulo dedicado a la decoración de cocinas. Ahora nos centraremos, pues, en un único tipo de revestimiento concreto, por ser el que más trabajo representa y el que más explicaciones precisa, por ser también el más complejo: el revestimiento de cerámica (azulejos).
El alicatado tradicional
Los azulejos son piezas de cerámica que, como recubrimientos para paredes, los encontramos tanto en paredes de baños y cocinas como en todo tipo de superficies expuestas a fuentes de suciedad que obligan a limpiarlas asiduamente. Y si bien es cierto que requieren algunos conocimientos de alicatado y obra para ser dispuestos convenientemente, pueden resultar muy económicos si conseguimos encontrar, por ejemplo, restos de serie con suficientes unidades para cubrir nuestras superficies. Cualquier centro especializado en venta de azulejos dispone de estos restos de stock, así que únicamente debemos preguntar por ellos.
Antes de empezar a alicatar, es bueno saber que podemos instalar azulejos nuevos directamente sobre los antiguos; eso sí, previamente deberemos limpiar bien la superficie, eliminar cualquier resto de grasa, polvo y suciedad (el agua y el amoniaco son ideales para ello), y secarla convenientemente antes de colocar el nuevo revestimiento.
Materiales para el alicatado
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Azulejos
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Pegamento de construcción especial para alicatado (en el caso de alicatar sobre una superficie con azulejos)
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Cemento-cola (para alicatar paredes vírgenes)
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Masa para rellenar juntas
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Maza de goma
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Escarpa (en el caso de tener que retirar viejos azulejos)
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Paleta o espátula dentada
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Taladro (también útil para eliminar azulejos anteriores)
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Regla y nivel (nos puede servir de regla un listón de madera, firme y recto pero ligero)
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Cortadora de cerámica (nos servirá para adaptar los azulejos a los bordes y rincones)
Proceso de alicatado
Si deseamos alicatar una pared virgen con azulejos, repartiremos uniformemente con la espátula el cemento-cola por toda la superficie aplicando una capa de aproximadamente un centímetro de espesor, y posteriormente dispondremos los azulejos lo más rectos posible, ayudados por el nivel y la regla, y manteniendo entre ellos una distancia uniforme (con ayuda de las crucetas de plástico que normalmente se proveen con los azulejos). El listón nos servirá de soporte para los azulejos: primero lo clavaremos a la pared a una altura de más o menos un azulejo respecto al suelo y, posteriormente, sobre él, colocaremos la primera fila de piezas, sobre las cuales ya podremos disponer el resto, poco a poco y con sumo cuidado.
Una vez terminado el trabajo, retiraremos el listón y cubriremos la parte inferior cortando, si se precisa, los azulejos restantes a la medida justa. Tras ello, deberemos rellenar las juntas con la masa especial para este fin.
El mosaico
Otro modo de alicatar las paredes de las cocinas con azulejos es haciendo un mosaico con piezas de distintos diseños: esta opción se usa cada vez más en el diseño de cocinas modernas, además de permitirnos emplear trozos de distintos mosaicos (incluso de pedazos de otros materiales, como vidrio) y no tener que estar pendientes de la simetría o la disposición recta de las piezas.
Esta opción también abarata muchísimo los costes de material, aunque precise más tiempo para llevarse a cabo. Con todo, es un sistema original de personalizar completamente nuestras cocinas a un precio único (incluso gratis). ¡Pero ojo! Según cómo combinemos colores, formas y materiales, el resultado puede ser todo un éxito o un rotundo fracaso.
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