Componentes periféricos del home cinema
En anteriores artículos hemos mencionado la importancia de fijarnos en los canales de audio del home cinema a la hora de elegir el mejor equipo para nuestro hogar, es decir, dicho simple y llanamente: la cantidad de pistas que posee el equipo de cine en casa, algo que determina la presencia física de un número mayor o menor de altavoces.
Y sí, efectivamente los altavoces son los periféricos más importantes del home cinema, pero no los únicos, por lo que en este post nos fijaremos en otro componente imprescindible que también podríamos considerar, hasta cierto punto, periférico, y que normalmente es fuente de dudas y problemas durante la instalación de estos equipos audiovisuales: el cableado.
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Cableado y conexiones
Todo equipo home cinema incluye cableado y conexiones que podemos agrupar bajo 3 grandes tipos:
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Cables de vídeo
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Cables de audio
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Cableado eléctrico
Cables de vídeo
Analógicos o digitales, los cables de vídeo son los más sensibles del equipo, especialmente los de alta definición o HDTV, que soportan flujos de información de gran volumen.
Por ello, se recomienda prestar una especial atención en su cuidado y mantenimiento, e incluso sustituir los cables que se proporcionan de serie con el equipo (normalmente de baja calidad) por cables resistentes con conectores de alta calidad.
Es frecuente también encontrar cables de vídeo o puertos en los receptores A/V preparados para ellos del tipo firewire, empleados para conectar cámaras de vídeo digital y otros dispositivos a los equipos de home cinema.
Cables de audio
Las interconexiones de audio en los equipos home cinema suelen estar preparados para soportar grandes volúmenes de información, y para reducir el ruido y las interferencias de sonido. Los más habituales son los cables coaxiales (de menor calidad y poco recomendables para sonido digital), y los balanceados o simétricos.
A parte, claro está, tenemos los cables de altavoz, elementos a los que normalmente se les presta una atención menor pese a ser componentes fundamentales para disfrutar de una experiencia óptima. Para ello, debemos procurar que los cables de altavoz sean lo más cortos y anchos posible (lo veremos cuando atendamos la instalación de un home cinema), con un grosor mínimo de 2 mm.
Existen muchos tipos de cables de audio y vídeo, cada uno de ellos con funciones y características muy concretas. Sin embargo (y dejando a un lado el cableado de altavoz), para las interconexiones de audio y vídeo se recomienda encarecidamente que en la medida de lo posible se sustituyan los cables que incluyen de serie los equipos por cables HDMI (interfaz multimedia de alta definición), en los casos en los que el fabricante no los proporcione con el kit que adquirimos.
Cableado eléctrico
Son los alimentadores que proporcionan corriente eléctrica a los componentes que la precisan. Cuanto más simple sea el equipo (menos módulos), menor número de cables eléctricos se requerirá. Sin embargo, sea cual sea nuestro caso, se recomienda evitar en la medida de lo posible el uso de extensores y alargadores, y concretar las tomas de corriente necesarias lo más cerca posible de la ubicación definitiva del equipo. Para este fin, las centralizaciones son perfectas: además de tomas de corriente, podemos incluir en ellas puntos de acceso a redes e Internet mediante cable, interruptores y reguladores de luz y de potencia, además de otros elementos analógicos o digitales ideales para controlar los distintos complementos eléctricos del espacio y el ambiente general de la sala.
Altavoces
El universo de los altavoces es complejo y muy surtido. Sin embargo, podemos empezar diferenciando entre dos grandes tipos: los altavoces activos y los pasivos.
Los altavoces activos son aquellos que precisan alimentación eléctrica, ya que incorporan amplificadores en su misma carcasa. Los pasivos, en cambio, solo necesitan estar conectados con el amplificador mediante cables de altavoz, sin requerir alimentación eléctrica.
En los equipos home cinema podemos encontrar altavoces de los dos tipos, y ambos son perfectamente válidos para cumplir con su misión siempre que los materiales con los que están fabricados sean de calidad. No obstante, cada uno de ellos presenta inconvenientes y ventajas que los pueden hacer más o menos indicados para cada caso.
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Altavoces activos: requieren alimentación eléctrica, por lo que el número de cables que se deben manejar es muy superior. En cambio, al integrar miniamplificadores (y en algunos casos incluso controles de balance del sonido), la regulación del audio puede ser más ajustada y personalizada.
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Altavoces pasivos: con menos cables, por supuesto, pero también con menores opciones de personalización. Si se concretan físicamente a distancias alejadas de los componentes centrales del equipo, no son los altavoces más recomendables ya que el sonido, como hemos comentado, pierde calidad.
Pese a todo ello, los altavoces de graves o subwoofers) de los home cinema suelen ser activos, dado que el canal de graves es el que más necesidad tiene de regulación personalizada según las características del audio y del espacio en el que se ubiquen.
Los subwoofers son los altavoces graves que se especifican con el número «.1» que acompaña la descripción del equipo, compuesta por dos números. El segundo son los graves, y el primero (5, 7...) determina el resto de canales, normalmente compuestos por un canal central (1 altavoz), dos canales frontales (2 altavoces) y dos canales traseros (2 altavoces más, que cumplen un función complementaria y son los responsables de proporcionar el efecto envolvente o 3D).
Aunque los home cinema que se comercializan son, frecuentemente, del tipo 5.1 (1 altavoz central, 2 frontales y 2 traseros, más el subwoofer), cada vez son más habituales los de 7 pistas, o 7.1; lógicamente, cuantos más canales ofrezca el equipo, mejor será la experiencia de sonido de la que disfrutemos.
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