Aprende cómo hacer una instalación eléctrica en entornos adversos
Los agentes que pueden poner en riesgo la integridad física de las instalaciones eléctricas, y por lo tanto también de las personas que habitan una vivienda, son numerosas. Los tres grandes tipos de protecciones para evitar los riesgos eléctricos se agrupan en interruptores, tomas de tierra y aislantes.
Entendemos por entornos de riesgo o adversos aquellos que incluyen factores ambientales (agua, humedad, viento, temperaturas extremas…), factores de manipulación (golpes, impactos, vandalismo o manejos indebidos) y factores contaminantes (agentes bacteriológicos y patógenos).
¿Cuáles son los principales tipos de protecciones eléctricas?
Las instalaciones eléctricas solo pueden ser definidas como seguras cuando protejan la integridad de personas, entornos, bienes y componentes eléctricos. Diferenciamos tres tipos principales:
- Tomas de tierra. Su misión es impedir que se produzcan descargas, es decir, derivaciones de corriente indeseadas hacia algún elemento como consecuencia de fallos en otros sistemas de aislamiento. Se evita con ellas las electrocuciones. Cuentan con varios elementos conductores y una toma, que suele ser una placa o una barra, que disipa en el propio terreno la corriente.
- Interruptores. Su objetivo es impedir las electrocuciones, pero también sobrecargas, cortocircuitos y cualquier tipo de daño en el circuito eléctrico y en los componentes de éste. Los interruptores que más se utilizan son los diferenciales y los magnetotérmicos. Los primeros cierran el paso a la corriente eléctrica si alguna de las fases del circuito se deriva a tierra. De este modo imposibilitan tanto electrocuciones como daños en la instalación eléctrica. Los magnetotérmicos se destinan a salvaguardar la instalación de cortocircuitos y sobrecargas.
- Aislantes y protectores diversos. Se trata de plásticos y gomas que aíslan a los componentes eléctricos del entorno, para que no entren en contacto por ejemplo con humedades. Protegen también de las inclemencias del tiempo y de posibles golpes. Clavijas, bases de enchufe estancas o tomas de corriente entran dentro de esta categoría.
¿Qué riesgos eléctricos conlleva una instalación exterior?
Tanto las instalaciones eléctricas exteriores como aquellas que son interiores, pero están sujetas a condiciones adversas, requieren especial atención. Los principales peligros a los que se enfrentan son estos:
- Polvo. El polvo es un agente altamente conductor si tiene partículas de humedad o metálicas, lo que aumenta significativamente el riesgo de electrocución. Las partículas de polvo pueden proceder de productos combustibles, restos de biomasa, gases con potencial explosivo, etc., lo que hace de él un factor de riesgo que nunca hay que subestimar.
- Agua y humedad. El agua, ya sea con motivo de lluvia, nieve, heladas, etc., puede dañar mucho una instalación eléctrica que no disponga de las protecciones necesarias. La humedad es también peligrosa, en especial cuando se condensa o es absorbida por el polvo u otros elementos en contacto con el fluido eléctrico o conexiones eléctricas.
- Contaminación ambiental. El desgaste de los materiales exteriores que están en contacto con agentes contaminantes es alto. La corrosión es un problema al que se enfrentan este tipo de instalaciones, aunque a veces ocurre también en algunos espacios cerrados.
- Calor y viento. Las altas temperaturas, sobre todo si son prolongadas, afectan especialmente a los cables y los conductos eléctricos. Pueden darse caso de quemaduras, desgastes y corrosión debido a que estos componentes están recubiertos por una capa de plástico que los protege y que no es conductora de electricidad.
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