Los jardines juegan un papel fundamental en cualquier vivienda con una zona exterior. Además de un lugar para la relajación y el disfrute, por ejemplo si se tienen niños pequeños, tienen muchas posibilidades y pueden convertirse en una auténtica extensión de la casa por su estilo y su decoración. La iluminación exterior del jardín debe realizarse de acuerdo con esa idea, pero también pensando en las particularidades que tiene una parte de la casa expuesta a las ocasionales inclemencias del tiempo. Si bien en otras ocasiones te hemos ofrecido consejos sobre la parte externa de la casa, como qué tipos de suelos de exterior colocar en la terraza, a continuación vamos a mostrarte las claves de una buena iluminación del jardín.
Elementos envolventes para proteger
Los elementos envolventes son imprescindibles para proteger los sistemas eléctricos que sirven para que la iluminación exterior del jardín funcione. La humedad provocada por las heladas nocturnas, la lluvia o la nieve, así como el polvo, pueden dañar a estas instalaciones de iluminación exterior en el jardín y, por lo tanto, ocasionar un grave peligro para los habitantes de la casa. Estos elementos sirven además para proteger de impactos y evitar el contacto directo con partes peligrosas, como cables y tomas de corriente.
Tipificados en las normativas europeas de seguridad EN 60529 y UNE-EN 50102, los códigos IP e IK categorizan el grado de protección de las personas ante este tipo de instalaciones eléctricas gracias a los envolventes. El código IP valora del ‘0’ al ‘8’ el grado de protección ante los efectos del polvo y la humedad, mientras que el IK establece un baremo del ‘0’ al ‘10’ en cuanto a impactos mecánicos como roces y golpes. La regla general para iluminación exterior de un jardín usando elementos envolventes señala que éstos tienen que resguardar ante la acción de la humedad y el polvo en un grado nunca inferior al que marca el código IP54.
Conductores de aislamiento de 1.000 voltios
Cuando tengamos que recurrir al uso de acometidas, tendremos que tener presente la normativa vigente, que señala que deben usarse conductores con un aislamiento de 1.000 voltios y un mínimo de 6 mm2 de sección. Si se trata de acometidas subterráneas, la profundidad a la que deberá estar enterrado el cableado será de 60 centímetros. Además, deberá contar con tejas de cerámica o bandas plásticas y apoyarse en un lecho de arena. Entre los suministros y la instalación eléctrica la distancia mínima que debe darse es de 20 centímetros.
Instalación fija e instalación móvil
Antes de proceder a la instalación de la iluminación exterior de un jardín se debe diseñar la distribución eléctrica del espacio y verificar varias veces cómo queremos iluminar cada parte. ¿Queremos diferenciar varias zonas? Entonces podemos optar por luces de distinta tonalidad y apostar por luces LED de diferentes colores. La luz ambiental permite numerosas posibilidades, pero si algo tienen en común las distribuciones de luz para un jardín es que no se aconsejan que sean ni directas ni muy intensas. Con tonalidades tenues no solo evitaremos la presencia de insectos que pueden resultar muy molestos, sino que evitaremos proyectar una imagen demasiado fría. Lo ideal es combinar lámparas colgantes con farolas de jardín y otros elementos a ras de suelo.
Los reguladores de potencia pueden ser también una excelente opción. Podemos jugar con lámparas decorativas y utilizar focos con luces LED para destacar una fachada, un jardín vertical u otro elemento singular. En la planificación podemos combinar una o varias lámparas fijas con otras temporales o móviles para obtener grandes resultados. Para estas últimas solo necesitaremos una toma de corriente y un extensor de cable apto para exteriores.
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